En el vibrante mundo de las redes sociales, especialmente en grupos dedicados al diseño gráfico en plataformas como Facebook, se observa una dinámica peculiar: freelancers ofrecen sus habilidades, mientras que otros buscan contratar estos servicios.
Sin embargo, surge una confusión notable cuando algunos empleadores buscan "freelancers" para roles que, en realidad, se asemejan más a empleados tradicionales.
Ser freelancer no es simplemente una condición temporal para aquellos que no consiguen empleo; es una elección consciente con sus propias reglas y dinámicas. Un freelancer, por definición, es un trabajador autónomo que busca y gestiona sus propios proyectos.
Organizan su tiempo y establecen sus términos y condiciones, ofreciendo sugerencias y estimaciones de precios para proyectos específicos. Es esencial comprender que un freelancer busca clientes, no empleadores.
Entonces, ¿por qué surge la confusión?
El problema radica en el uso incorrecto del término "freelancer" al buscar a alguien para un puesto de trabajo en una empresa. Contratar a un freelancer implica aceptar sus métodos de trabajo, facturación y condiciones, que pueden no alinearse con las estructuras corporativas.
Para roles tradicionales de empleados, es más preciso buscar a alguien que esté interesado en trabajar para una organización, cumpliendo con horarios establecidos y adaptándose a las normativas internas.
En resumen, la clave está en la claridad de la terminología. Si eres un freelancer, al encontrarte con ofertas que parecen más adecuadas para un empleado, es probable que estén buscando una relación laboral convencional. Y si eres un empleador en busca de talento, evita el uso incorrecto de la palabra "freelancer"; en su lugar, comunica claramente que estás en busca de un empleado. Esto no solo evitará confusiones, sino que también mejorará la eficacia de tu búsqueda.
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