En 1968, México tuvo el honor de ser el anfitrión de los Juegos Olímpicos, un evento de renombre mundial que no solo celebraba la excelencia deportiva, sino que también ofrecía una oportunidad única para expresar la identidad cultural y el espíritu del país anfitrión. En este contexto, la identidad visual de los Juegos Olímpicos de México 1968 desempeñó un papel crucial, Pedro Diego, Eduardo Terrazas, la Universidad Iberoamericana y el diseñador gráfico Lance Wyman se destacaron como figuras clave en la creación de un legado gráfico duradero.
Contexto Histórico y Cultural
Los Juegos Olímpicos de 1968 en México fueron significativos por varias razones. Fueron los primeros Juegos Olímpicos celebrados en América Latina, simbolizando la apertura del evento a nuevas regiones. Además, estos juegos fueron testigos de momentos históricos y simbólicos, como la famosa protesta de los atletas afroamericanos Tommie Smith y John Carlos durante la ceremonia de premiación.
El Desafío del Diseño Gráfico
Con la responsabilidad de representar la identidad visual de estos Juegos, Pedro Remires Vázquez, Manuel Villazón siendo el Comité Organizador se embarcaron en un desafío significativo. El diseño debía reflejar la rica cultura mexicana, destacar la conexión con el pasado precolombino y proyectar una imagen moderna y progresista.
El Inicio y Creación
Se acercaron a Pedro Diego un indio huichol que trabajaba con el comité, le pidieron que escribiera México 68 en un tablero Huichol, el resultado fue la versión inicial que termina de trazar Eduardo Terrazas y que fue pieza clave para la adaptación que termino Lance Wyman y donde posteriormente se unió al equipo toda la escuela de diseño de la ibero, con los cuales crearon la primera serie de carteles alusivos a los juegos olímpicos, los cuales contagiaron a diversos ámbitos y marco el establecimiento del diseño grafico como profesión en México.
El Logo Olímpico de México 1968
El logo, iniciado por Pedro Diego, modificado por Eduardo Terrazas y finalizado por por Lance Wyman, capturó la esencia de México de una manera única. El diseño presenta una figura estilizada de un corredor, que no solo representa la velocidad y la energía de los atletas, sino que también incorpora elementos de la cultura mexicana. La forma del corredor se asemeja a las figuras en movimiento de la antigua escultura azteca, fusionando así el pasado y el presente.
La Tipografía Olímpica y los Pictogramas
Wyman también desarrolló una tipografía especial para el evento, que se utilizó en toda la identidad visual, proporcionando coherencia y reconocimiento. Además, creó una serie de pictogramas para cada deporte, estableciendo un estándar que posteriormente se convertiría en una parte esencial de la identidad de los Juegos Olímpicos.
Colores Representativos y Símbolos Culturales
Los colores utilizados, como el vibrante rojo, verde y negro, fueron seleccionados cuidadosamente para reflejar la paleta tradicional mexicana. Además, se incorporaron símbolos culturales como el águila y la serpiente, elementos emblemáticos de la mitología azteca, para fortalecer la conexión con la historia y la identidad del país.
Legado Duradero y Reconocimiento Internacional
El diseño para los Juegos Olímpicos de México 1968 ha perdurado en el tiempo como uno de los logros más destacados en la historia del diseño gráfico Mexicano. El equilibrio de lo tradicional con lo contemporáneo dejó una marca indeleble y sentó las bases para futuras identidades visuales olímpicas.
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En conclusión, la identidad visual de los Juegos Olímpicos de México 1968, trasciendo su función original y se convirtió en una obra maestra que fusiona la cultura, la historia y el diseño gráfico de una manera inolvidable.
Este legado sigue inspirando a diseñadores y admiradores de todo el mundo, destacando la importancia del diseño en la narración de la historia y la expresión de la identidad cultural en eventos globales.
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