Todos conocemos la historia de Steve Jobs: fundador de Apple, expulsado de la empresa, y su regreso triunfal. Sin embargo, lo que muchos desconocen son los valiosos aprendizajes que adquirió durante su ausencia de Apple. El revelador libro "Steve Jobs" de Walter Isaacson sostiene que este periodo fue esencial para Jobs, una experiencia que le enseñó qué hacer, cómo hacerlo, y, lo más crucial, qué evitar. Durante esta etapa, Jobs emprendió proyectos notables, catalogados por Isaacson como "fracasos brillantes".
Uno de estos proyectos intrigantes fue la fundación de su siguiente empresa, a la que astutamente llamó "Next". Convencido de la necesidad de destacar desde el principio, Jobs comprendió que un logotipo excepcional era esencial. Aquí es donde entra en escena el legendario diseñador de logotipos corporativos, Paul Rand, ya venerado por sus trabajos para Esquire, IBM, Westinghouse y UPS.
En ese momento, Rand estaba contratado por IBM, y crear un logo para otra empresa de tecnología planteaba un conflicto aparentemente insalvable. Pero Jobs, famoso por su tenacidad, no se detuvo. Después de incesantes llamadas telefónicas al directorio de IBM, finalmente obtuvo la autorización para que Rand trabajara en el logotipo de Next.
Rand viajó a California, donde se sumergió en la visión de Jobs: una nueva computadora Next que sería un cubo perfecto, diseñada principalmente para instituciones educativas. La respuesta de Rand a la solicitud de varias opciones creativas fue directa y ejemplar: "Yo no hago OPCIONES para mis clientes. Yo resuelvo tu problema y tú me pagás". Este enfoque resonó con Jobs, quien aceptó no solo las condiciones sino también pagar $100,000 dólares por UN diseño.
En solo dos semanas, Rand presentó su obra maestra a Jobs. Un elegante folleto detallaba el proceso de trabajo y revelaba el logo. La palabra "Next" estaba dividida en dos líneas para llenar el espacio cuadrado del cubo, y solo la letra "e" estaba en minúscula, destacando educación, excelencia y la fórmula e = mc².
La reacción de Jobs fue reveladora. En lugar de su típica clasificación de "brillante" o "mierda", se puso de pie y abrazó a Rand. Hubo un pequeño desacuerdo sobre el color amarillo, pero la firmeza de Rand prevaleció. A partir de ese momento, la empresa no se llamó simplemente "Next", sino "NeXT", otorgándole una identidad de clase mundial desde el inicio.
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Aunque NeXT no tuvo el éxito esperado, Jobs aprendió lo suficiente para catapultar su siguiente etapa en Apple hacia el éxito que cambiaría el mundo. Este episodio con Paul Rand y el diseño del logotipo no solo resalta la importancia que Jobs otorgaba a la identidad visual, sino también su capacidad para aprender incluso de los "fracasos brillantes".
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