En el vasto universo del diseño gráfico, las decisiones en grupo a menudo se tejen entre las fibras de la empatía y el carisma, desafiando a la objetividad que debería guiar la selección de trabajos. Un colega diseñador compartió su experiencia, planteando la incógnita sobre cómo lidiar con la preferencia por diseños basados en relaciones interpersonales en lugar de en la calidad intrínseca del trabajo. ¿Es acaso el "buenismo" más importante que la efectividad en los equipos de diseño? En este artículo, exploraremos este dilema y sugeriremos estrategias para sobrellevarlo.
El Desafío de la Subjetividad
El testimonio del diseñador refleja una realidad que muchos comparten: la preferencia por trabajos basados en estima personal más que en criterios objetivos. Este fenómeno, según él, ha marcado tanto su experiencia universitaria como su trayectoria profesional. La frustración surge cuando los argumentos racionales en favor de la calidad son recibidos con escepticismo o, peor aún, ignorados.
Experiencias en el Mundo Freelance
La transición al mundo del freelance proporciona un respiro, donde la calidad del trabajo parece ser el faro guía para los clientes. Sin embargo, surge una nueva paradoja: la dificultad de los clientes para articular por qué prefieren un diseño sobre otro. Aquí, la comunicación se revela como una herramienta crucial para construir puentes de entendimiento entre el diseñador y el cliente no especializado.
Estrategias para el Diseñador
En este cruce de caminos, es imperativo para el diseñador no solo destacar la calidad de su trabajo, sino también aprender a venderlo. La mitad del pago anticipado se presenta como un escudo contra esfuerzos infructuosos, estableciendo un compromiso mutuo desde el principio. La presentación clara y persuasiva se convierte en la clave para enamorar al cliente, explicando no solo el "qué", sino también el "por qué" de cada elección.
La Importancia de la Empatía y la Humildad
Asumir el rol de buen comunicador es esencial. La capacidad de adaptarse al lenguaje del cliente, ya sea técnico o coloquial, puede marcar la diferencia. Ser una buena persona, evitando la arrogancia, se revela como un ingrediente fundamental para construir relaciones sólidas con los clientes. En última instancia, la empatía se convierte en una herramienta poderosa para comprender sus necesidades y guiarlos hacia decisiones informadas.
La Resignación como Último Recurso
En ocasiones, la realidad puede ser implacable. Si a pesar de todos los esfuerzos, un cliente no conecta con el estilo o la personalidad del diseñador, la resignación se presenta como una opción válida. Este paso no refleja una falta de habilidad, sino la aceptación de que no todos son la pareja perfecta.
Conclusión
En el complejo tejido de las decisiones de diseño en grupo, la balanza entre empatía y objetividad puede oscilar. Sin embargo, los diseñadores pueden aprender a navegar estas aguas inciertas mediante estrategias que combinan la excelencia técnica con habilidades interpersonales. Al final del día, la calidad del trabajo debe prevalecer, pero la forma en que se presenta y se comunica puede ser el puente que conecta el arte con la apreciación. En este viaje, la resiliencia y la adaptabilidad son las herramientas más valiosas del diseñador.
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